El herpes, por suerte, es una enfermedad muy poco común en el feto, pero puede llegar a ser muy grave si se contrae.
Si durante el embarazo se tienen brotes recurrentes no existe riesgo, ya que se puede realizar un tratamiento con antivirales sin que exista riesgo de infección para el feto. Si, por el contrario, en el momento del parto la madre presenta alguna erupción o llaga visibles en los genitales, dolor o ardor, el médico ordenará realizar una cesárea para evitar el contagio de la enfermedad.
Como ya he comentado antes, que un feto contraiga herpes puede llegar a ser un asunto peliagudo, ya que si no es tratado puede llegar a comprometer el funcionamiento del sistema nervioso, además de producirse lesiones cutáneas, lesiones en los diferentes órganos e inclusive problemas de alimentación o convulsiones.
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